Cómo gestionar los defectos en un sistema de gestión de calidad
En cualquier sistema de gestión de calidad encontramos el concepto de defecto o desperdicio. No en los términos de los desperdicios o excedentes que se generan en cualquier proceso de producción sino refiriéndonos a todo aquello que no aporta valor a una Organización. Pero ¿qué son los desperdicios y defectos en calidad?
Como os hemos contado en varios artículos de este tipo dentro de nuestra sección de Estrategias de gestión, la definición de desperdicios y defectos la encontramos en las teorías de algún experto en la materia. En este caso, en la teoría de la Muda de Shoichiro Toyoda, la cual fue implementada por grandes corporaciones a lo largo del tiempo, como en el caso de Toyota.
Definición de desperdicio o defecto de calidad
Un desperdicio o defecto es todo aquello que no resulta obligatorio y que, por lo tanto, resulta prescindible. En definitiva, será cualquier inmovilizado, trabajador, tarea, material, equipo, espacio o tiempo que no aporta nada y que deberá ser eliminado; consiguiendo así un ahorro en costes monetarios y de tiempo, favoreciendo la eficiencia de toda la Organización y su proceso productivo.
Este tipo de irregularidades —muy frecuentes en cualquier tipo de empresa— suelen detectarse a la hora de implantar un sistema de gestión de calidad basado en normas ISO, las cuales establecen unos mecanismos de control y estandarización que sacan a la luz elementos innecesarios que restan eficiencia a cualquier proceso.
Así pues, como siempre que se inicia la implantación de un sistema de gestión, se deberá realizar una tarea de análisis profundo de la Organización y la forma de trabajar, para establecer elementos que no aportan nada, duplicidades o reiteraciones innecesarias.
Tipos de defectos y desperdicios
El propio Toyoda identificaba dos tipos de defectos o irregularidades en las organizaciones.
- Cuellos de botella (mura): Son las irregularidades causadas por trabajos o materiales innecesarios, esto es, que no aportan ningún valor al proceso productivo. Se identifican por el desarrollo de tareas repetitivas e innecesarias, trabajos ineficientes, escasez en el flujo de algunos materiales o materias primas.
- Condiciones de trabajo (muri): Estos defectos se atribuyen a un ambiente laboral insatisfactorio, lo cual afecta directamente a la forma de trabajar y a la eficiencia debido a una evidente ralentización de las tareas. Estos errores pueden deberse a trabajadores poco motivados, que no se identifican con los valores y misión de la empresa a la que pertenecen. Resulta evidente cuando se identifican retrasos o tareas efectuadas con poco entusiasmo, lo que se traduce en tareas defectuosas.
De hecho, Toyoda hablaba del término muda para referirse a esos defectos o irregularidades intrínsecos a cualquier proceso productivo.
Como decíamos al inicio de este artículo, los tipos de mudas pueden deberse a falta de formación por parte de los empleados, tareas repetitivas, exceso de inventario o de almacén, producción excesiva, mala gestión de la logística y del transporte, esperas, defectos en los productos elaborados, tareas innecesarias.
Sistema de gestión de calidad
Para identificar y eliminar esos defectos, deberemos apostar por un plan de calidad basado en la mejora continua y la implantación de normas ISO.
Para evitar esas mudas de las que hablaba Shoichiro Toyoda recomendamos recurrir a un software de gestión de calidad, para que el propio proceso de implantación de calidad se realice de la forma más rápida, sencilla y eficiente posible.
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